En la ciudad de Edmonton en Alberta, Canadá, iniciaron la campaña de reciclaje en 1986 con el primer programa piloto de reciclaje urbano. Con los años, el programa creció, y hoy en día, el centro de gestión de residuos de Edmonton (Edmonton Waste Management Centre, EWMC) cubre una superficie de 550 acres (222 ha).
El EWMC es el mayor centro de procesamiento de residuos en Norteamérica y consiste en un conjunto exclusivo de instalaciones avanzadas para la investigación y el procesamiento de residuos que ayudan a la ciudad de Edmonton a lograr su objetivo de desviar el 90 % de los residuos urbanos del vertedero. El centro incluye instalaciones para procesamiento integrado y transferencia de materiales, compostaje, clasificación y procesamiento, reciclaje de basura electrónica, escombros de construcción y demolición, reciclaje de papel a cargo de Greys Paper Recycling, y la primera planta de conversión de residuos en biocombustibles del mundo.
“Aquí en Edmonton, tenemos el mayor y más avanzado centro de gestión de residuos de Norteamérica” observa Richard Toma, ingeniero mecánico sénior del EWMC. “Recibimos los residuos sólidos urbanos de aproximadamente un millón de personas. Los trituramos, usamos una parte para compostaje y vamos a elaborar biocombustibles con la otra parte”.
Desafío
No es nada fácil recolectar los residuos urbanos de más de un millón de personas, clasificarlos y enviarlos a los centros de procesamiento adecuados, y lograr desviar el 90 % de los residuos del vertedero. En 2009, cuando las autoridades de la ciudad de Edmonton cerraron el vertedero de Clover Bar, decidieron remplazarlo por instalaciones de procesamiento integrado y transferencia. En lugar de continuar acarreando basura directamente a otro vertedero, este centro permite dividir la basura de la ciudad en tres flujos de residuos separados: compostaje, producción de biocombustible y vertedero.
A fin de separar los residuos en estos tres grupos, en el EWMC necesitaban una planta de procesamiento completa que les permitiera separar los materiales tanto manual como mecánicamente. Uno de los mayores desafíos sería la división inicial de los desechos y la apertura de las bolsas de basura.
Los trommels rotatorios con zarandas se utilizan con frecuencia para la manipulación de residuos. Al emplear aberturas de zaranda de diferentes tamaños, los materiales pueden clasificarse por tamaño y zarandarse a medida que atraviesan el equipo. En Edmonton necesitaban encontrar un trommel fiable para abrir bolsas de basura y, al mismo tiempo, separar los residuos con precisión.
“Creo que ya nadie quiere un vertedero” opina Toma. “Y si nadie quiere un vertedero, hay que ocuparse de los residuos y procesarlos. Es necesario utilizar equipos de procesamiento de residuos. Los trommels se usan para separar los residuos en distintos componentes y, a medida que dejamos de usar los vertederos, vamos a necesitar este tipo de equipos cada vez más”.
Solución
En Edmonton no solo necesitaban los trommels rotatorios para clasificar por tamaño y zarandar con precisión, sino que también buscaban una solución para abrir las bolsas de basura. Por eso se pusieron en contacto con McLanahan Corporation.
Los ingenieros de McLanahan trabajaron con el equipo de la ciudad de Edmonton para diseñar dos trommels rotatorios con zarandas de 120 toneladas que incluían púas para romper las bolsas. Estas púas rompen las bolsas de basura y permiten que el material en su interior se mezcle con material sin embolsar y se separe en distintos tamaños mediante las zarandas que se encuentran dentro de los trommels.
“Los trommels de McLanahan que usamos en nuestras instalaciones tienen dos tipos de zarandas, además de púas rompebolsas”, cuenta Toma. “Como su nombre lo indica, las púas rompen las bolsas. Las zarandas de 2 pulgadas separan el material orgánico y permiten obtener un producto orgánico rico en nutrientes que va directo a compostaje. Las zarandas de 9 pulgadas vuelven a separar el material en fracciones de 2 a 9 pulgadas, y eso pasa por otro proceso de separación, que envía una parte a compostaje y otra a biocombustibles”.
Resultados
Con la planta de procesamiento integrado y transferencia ya terminada, en el EWMC continúan desarrollando y ampliando sus operaciones a medida que avanzan hacia el desvío del 90 % de los residuos del vertedero. Con ayuda de los trommels rotatorios de McLanahan, son capaces de recuperar mejor los materiales para compostaje y generar los procesos de separación necesarios para enviar el material a la planta de conversión de residuos en biocombustibles.
“Aquí procesamos los residuos sólidos urbanos generados por aproximadamente un millón de personas, y los trommels de McLanahan son el núcleo de nuestro sistema”, afirma Toma. “Nos ayudan a triturar los residuos y separar el componente orgánico, que va a compostaje. El componente inorgánico se destina a nuestra planta de biocombustibles”.
La planta de conversión de residuos en biocombustibles de Edmonton es la primera planta industrial de su clase en todo el mundo y permite transformar la basura de los hogares en biocombustibles y sustancias bioquímicas. Al principio, en la planta produciremos metanol, seguido de etanol.
Toma también comenta que, dadas las dificultades que plantea el procesamiento de los residuos urbanos, aprecia el esfuerzo de McLanahan por brindar servicio y asistencia constantes cada vez que son necesarios.
“Son equipos muy grandes. Funcionan bastante bien, pero los residuos sólidos urbanos constituyen un material muy difícil de procesar. Cambia constantemente, y cada vez que necesitamos asistencia técnica de McLanahan, responden de inmediato. Vienen a nuestras instalaciones, nos ayudan y responden todas nuestras preguntas”, cuenta Toma.